Regresa a
México El Güero Palma, el terrorífico líder del cártel de Sinaloa
EEUU entrega en Matamoros al
criminal tras nueve años encarcelado. Las autoridades mexicanas deciden
mantenerle en una prisión federal
México 15 JUN
2016 - 20:35 BRT
La historia sigue donde empezó. A
sus 56 años, Héctor Palma Salazar, El Güero Palma, ha vuelto al sur del Río
Bravo. El narco que dirigió mano a mano con
El Chapo el todopoderoso cártel de Sinaloa ha sido entregado hoy a
las 17.10 por Estados Unidos a las autoridades mexicanas tras haber cumplido
nueve años de cárcel. Ahora es el turno de su país de decidir qué hacer con
esta sombra del pasado: dejarle ir y correr el riesgo de que vuelva a dinamitar
México, o buscarle una causa para encerrarle de nuevo.
El Güero
Palma a su llegada a Matamoros (Tamaulipas). Mauro de la Fuente Cortesía
Agencia Reforma
El México que espera a El Güero
Palma ha cambiado desde su detención en 1995. Su compañero de fatigas, Joaquín
Guzmán Loera, El Chapo, vuelve a estar encerrado, pero esta vez es casi imposible que no acabe, como él, en una cárcel
estadounidense. Y el cártel de Sinaloa, aunque mantiene la primacía,
vive arrinconado en sus feudos por las continuas embestidas de las tropas
federales. Pese a este deterioro, la posibilidad de que El Güero Palma vuelva a
las andadas es grande.
El juez federal Larry Alan Burns,
del Distrito Sur de California, alertó el año pasado, en respuesta a una
petición de su defensa de acortar la pena, que el reo seguía siendo un narco
altamente peligroso y que “podía sentir la tentación de reiniciar sus
operaciones”. Este temor ha desencadenado en la Procuraduría General de México
una frenética búsqueda de expedientes judiciales para volver a encarcelarle. Si
las autoridades mexicanas lo logran, todo quedará resuelto y simplemente dará
comienzo un nuevo capítulo de su biografía carcelaria. En caso contrario,
quedará libre y seguramente su rastro se pierda en el mundo de las sombras.
Oscuro,
solitario y tenaz, los test psicológicos le muestran como un ser de escasa
empatía social y altísima capacidad criminal.
Del Güero Palma se ha escrito todo y nada. Todo,
porque su historia de sangre y venganza, con sus hijos arrojados por un puente
y la cabeza de su mujer servida por sus enemigos, ya forma parte de la leyenda
negra de México. Y nada, porque durante los años que penó en las cárceles de
Estados Unidos nadie logró, según los informes penitenciarios, romper el
círculo de su odio. Oscuro, solitario y tenaz, los exámenes psicológicos lo
muestran como un ser de escasa empatía social y altísima capacidad criminal.
Una bestia abandonada que desde su extradición en 2007 se ha resistido a abrir
el pozo de sus recuerdos, pero que ha mostrado la inteligencia suficiente para
lograr un sospechoso pacto que le redujo la condena a sólo 16 años y amoldarse
luego a las más severas prisiones y conseguir hasta una reducción de pena por
buena conducta.
Han sido años de hierro que han
hecho mella en su salud. Su visión es crepusuclar, ha perdido dientes, y padece
una dolorosa hernia inguinal. Nada extraño si se tiene en cuenta que entre las
cárceles que Palma Salazar fatigó, figura la de máxima seguridad de ADX, en
Florence (Colorado), un rompehombres donde van a parar los mayores criminales
del planeta, como Unabomber o Zacarias Moussaoui. Allí, encerrado 23 horas al
día en una celda de 7,5 metros cuadrados, sufrió los estragos de la soledad y
posiblemente también tuvo tiempo para repasar su pasado. El del pequeño ladrón
de coches que junto a su gran amigo Joaquín Guzmán Loera tejió una red de
complicidades que le permitió crear y dirigir la que iba a ser la organización
criminal más poderosa del planeta, el cártel de Sinaloa.
El entramado nació en 1989,
cuando el hombre que había amamantado a esas dos fieras, Miguel Ángel Félix
Gallardo, el mentor de los grandes capos mexicanos, cayó apresado por la
tortura y muerte del agente antinarcóticos estadounidenses Enrique Salazar
Camarena. Fue entonces cuando, liberados de la sombra de El Padrino,
ambos amigos decidieron navegar por su cuenta. Algo que en el mundo del narco
no queda muy lejos de la guerra. El enfrentamiento con sus más próximos
rivales, los hermanos Arellano Félix, del cártel de Tijuana, desató una espiral
de violencia que hizo temblar a México. Las matanzas y decapitaciones se
sucedieron. La muerte llamó a la muerte. Y El Güero Palma sintió en su propia
médula el tacto del mal.
En pleno combate, los Arellano
Félix infiltraron a un agente en las filas del cártel de Sinaloa. Era el
venezolano Rafael Clavel Moreno. El enviado, tras ganarse a la hermana de El
Güero, logró seducir a su esposa, Guadalupe Leija Serrano, y llevarla a San
Francisco. Allí la mató y, dentro de un pequeño refrigerador, envió la cabeza a
su marido. Dos semanas después, sus dos hijos, de cuatro y cinco años años,
fueron arrojados por el puente de la Concordia en Venezuela. Hay crónicas que
asegura que a Palma Salazar le entregaron un vídeo con la lenta caída de sus
pequeños.
El Güero enloqueció. El tamaño de
su venganza nunca ha podido ser medido. A tiros y cuchilladas, cayeron Clavel,
sus hijos y sus cómplices; cuatro miembros de la familia de los Arellano Félix
y su abogado fueron asesinados; decenas de cruces marcaron un camino del que El
Güero salió convertido en uno de los narcos más despiadados del país. Un lustro
turbulento se abrió a su paso. Se le atribuyeron la muerte de la indomable
activista Norma Corona y el ametrallamiento de la discoteca Christine, en
Puerto Vallarta, donde la madrugada del 8 de noviembre de 1992 envió a 50
hombres con rifles de asalto y placas de policía federal para matar a los
hermanos Arellano Félix. No tuvo éxito, pero en ocho minutos, quedaron seis
muertos y mil casquillos en el suelo. También se le vinculó en mayo de 1993 con
el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en un tiroteo en el
aeropuerto de Guadalajara. Esta muerte, nunca aclarada, desencadenó una
fulminante respuesta gubernamental que acabó con la captura de El Chapo.
Al ser
capturado, El Güero Palma yacía malherido en la cama. A su lado tenía un Colt
38 con esmeraldas en las cachas y la figura de una palmera sobre fondo de
brillantes.
Encarcelado su amigo, El Güero tocó
la cúspide. Durante dos años, junto con el legendario y nunca detenido Mayo
Zambada, reinó en el universo del narco. Un trono que
perdió en junio de 1995, cuando el avión que le llevaba a una boda en Toluca
sufrió un abrupta caída tras quedarse sin combustible. Al ser capturado, El
Güero Palma yacía malherido en la cama. A su lado tenía un Colt 38 con
esmeraldas en las cachas y la figura de una palmera sobre fondo de brillantes.
Tras pasar 12 años en prisiones
mexicanas, en 2007 fue extraditado a Estados Unidos. Los documentos demuestran
que logró un pacto para reducir su condena a 16 años. Un buen trato que nadie
alcanza a saber qué coste tuvo para él. Ni los enemigos que le ha podido
deparar al otro lado de la ley. Ese lugar que tan bien
conoce El Güero Palma.
'El
Güero' Palma en una imagen de archivo y este miércoles. CORTESÍA DE REFORMA
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