Madres
sin nada que festejar en México: buscan a sus hijas e hijos
CIUDAD DE MÉXICO (Sputnik) — Un
millar de madres de desaparecidos marcharon este martes por la Ciudad de
México, fecha en que este país celebra el Día de la Madre, mientras ellas, sin
nada que festejar, buscan a sus hijos e hijas, dijeron a Sputnik Nóvosti
algunas de la mujeres.
"Somos madres que este día
no festejamos nada, sencillamente recordamos la lucha por la vida de nuestras
hijas y de nuestros hijos", dijo a esta agencia Araceli Salgado, quien
busca a su hija Fernanda desde hace más de tres años, mientras marchaba junto a
familiares de desaparecidos por la céntrica Avenida Reforma.
© REUTERS/ Ginnette Riquelme
Es una fecha que se torna dolorosa, en la que ninguna de ellas tiene
otra opción que no sea continuar el reclamo de sus hijos con vida: "vivos
los queremos; somos muchas organizaciones en todo este país, vinimos de
Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, en el norte, de Veracruz, Puebla, Guerrero,
Morelos en el sur, de Michoacán y Jalisco en el centro".
Son nombres de los estados más
devastados por la violencia fuera de control, desatada con la guerra contra el
narcotráfico y el crimen organizado, declarada durante el mandato del entonces
presidente Felipe Calderón en 2007, y proseguida con matices en el mandato de
Enrique Peña (2012-2018), que ha costado casi 200.000 vidas y 27.000 desaparecidos
en ocho años, según cifras oficiales.
Doña Araceli busca a su hija Fernanda
Ruiz Salcedo, desaparecida a sus 21 años en la ciudad de Orizaba, Veracruz
(unos 400 km al sureste): "desde ese día ya no vivo", expresa.
La vida de una madre que busca
sin saber nada de sus hijos o hijas en México tiene otros dolores:
"estamos siendo criminalizadas y perseguidas por las autoridades, por el
simple delito de buscar a nuestros hijos e hijas".
"Te sigo buscando"
Estar aquí junto a otras madres
es un acto sencillo: "solo vengo para decirle a mi hija, donde quiera que
ella esté, que tu madre te sigue buscando", dijo la señora Salcedo.
Una madre nunca olvida:
"este no es un día de fiesta para nosotras, sino de caminar en busca de
nuestros seres hijos y nuestros queridos, a quienes nunca olvidamos".
Frustrada en su búsqueda, la
madre de Fernanda, decidió sumarse al llamado Enlace Nacional de Movimientos
por los Desaparecidos, que reúne a movimientos.
Instituto Mexicano de DDHH y Democracia
En el seno de ese organismo surgió la Brigada de
Búsqueda de Veracruz: "emprendimos la búsqueda ciudadana de fosas apoyadas
por la sociedad civil, en apenas dos semanas encontramos 15 fosas con
incontables restos humanos, ¿por qué el gobierno ha tardado años?".
Los días de ausencia de los
desaparecidos se cuentan por años, por meses, por días: "Mi hija tenía 21
años el último día que supe de ella, ahora debe tener 24 años ha cumplido tres
años 8 meses, y cinco días que desapareció en Orizaba".
La respuesta del gobierno de ese
estado gobernado por César Duarte, del oficialista Partido Revolucionario
Institucional la ha decepcionado: "nos ha respondido con la negatividad
total, en menos de 30 minutos luego de nuestro hallazgo habían dicho que eran
solo telas y maderas quemadas.
"Su reacción inmediata es
minimizar el trabajo de nuestras investigaciones, basadas en testimonios que
nos llevaron a esos lugares de entierros clandestinos".
"Es el precio de hacer el
trabajo que las autoridades no hicieron, es un golpe muy duro que pone en
evidencia la ineficacia de sus investigadores, y su frustración se vuelca
contra nosotras, nos descalifican".
Madres centroamericanas
También marcha la señora Heidi Orozco, tiene 37 años, y busca a su hija:
Marta Dora Polanco Orozco, y ha llegado de Guatemala.
"He tenido que venir a
México por que no existe un mecanismo transnacional de búsqueda de
desaparecidos", dice la madre a Sputnik Nóvosti.
Es la primera vez que ella marcha
por la megalópolis mexicana, gracias a que fue elegida por la Fundación para la
Justicia, para representar a madres de desaparecidos centroamericanos.
Otro caso es un emblema: una
madre busca a Esmir Orozco, de 25 años, quien desapareció hace casi seis años a
punto de cumplir los 30, en Tamaulipas, días antes de que se conociera la
masacre de 72 migrantes centroamericanos en una bodega, perpetrada por
traficantes de personas.
"Él desapareció un 27 de julio
de 2010, fue su última llamada, dijo que estaba en Tamaulipas, unos días antes
de la masacre de San Fernando", relata la madre.
© REUTERS/ Jose Luis Gonzalez
Tiene un lamento: "es triste pero lo estamos buscando vivo o
muerto, entre algunos de los restos encontrados en las fosas clandestinas donde
han aparecido otros centroamericanos".
Muchas madres no tienen la
posibilidad de expresarse: "una no vienen por la falta de visa o no tienen
recursos para viajar desde Honduras, de Guatemala o de El Salvador, represento
a las madres de migrantes".
Hay un dejo desaliento en sus
testimonio: "Ninguna autoridad me die nada, igual que a todos los
familiares de mexicanos que tienen desparecidos, algunos ya no buscan nada,
solo hacer visible su dolor".
Lea
también: La sombra de la violencia envuelve a México
Pero hay esperanzas. Michael
Chamberlain representó a México el año pasado en Ginebra ante el Comité de la
ONU contra la Desaparición Forzada: "Se ha conformando un movimiento por
nuestros desparecidos en 24 de los 32 estados de la República Mexicana, decenas
de colectivos de países de Centroamérica".
En total son más de 70 colectivos
de familiares y unas 40 ONG que acompañan a las familias de las víctimas, dice
Chamberlain, quien ha hecho el largo viaje desde la norteña Chihuahua, del
Centro de Apoyo a los Derechos Humanos Asociación Civil (CADACH, organismo
católico).
© REUTERS/ Edgard Garrido
"Hemos comenzado a hacer lo que las autoridades no hacen, hacer un
registro ciudadano para saber quiénes de los 27.000 desaparecidos son también
víctimas del Estado, y hemos juntado más de un millar de expedientes",
explica Chamberlain.
El papel de la clase política
mexicana es frustrante para estas familias: "El Congreso se comprometió a
aprobar la nueva Ley de Desaparición Forzada en 2015, ha terminado el periodo
de sesiones de 2016 y nada".
Sus palabras se ahogan por los
gritos acompasados con voces de mujeres: "¡Ahora, ahora, se hace
indispensable, presentación con vida y castigo a los culpables!
Otra vez: "¡Vivos los
queremos! ¡Dónde están, que nos digan, dónde están! Dónde, los migrantes dónde
están!"
Y siguen su lenta marcha bajo un
sol inclemente en la contaminada urbe.
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